Folk Tale

El chasqui y el alma

Translated From

Chaskimantawan almamantawa

AuthorAgustín Thupa Pacco
Book TitleVolveré
Publication Date0
LanguageAymara
LanguageSpanish
OriginBolivia

Dicen que en Acopía había un chasqui. Antes, no había carros ni trenes y los papeles se llevaban o cargaban a pie. Los que los llevaban se llamaban "chasqui". Un día, el gobernador le dijo a un chasqui:

-Señor, lleve por favor este documento al Cuzco y tráigame mañana el mensaje de respuesta.

El chasqui le dijo a su mujer:

-Prepárame maíz tostado, cocina algo rápido. Como sea tengo que llegar al puente de Cebadachaca y caminar aprovechando la luz de la luna. Tengo que llegar antes de mañana al Cuzco. ¡No sé cómo voy a poder! ¡Si por lo menos tuviera un compañero de viaje para esta noche! Así, con la frescura de la noche se avanza rápido.

Comió algo rápidamente y se fue. El gobernador le entregó el expediente y el chasqui se fue enseguida.

A la salida de Acopía hay un Cristo, una Santa Veracruz. El chasqui vio que allí alguien estaba rezando apuradamente.

-¡Ah, alguien también está saliendo! Primero bajaré hasta el puente de Cebadachaca.

Bajó hasta el puente avanzando con prisa. Como caminaba por allí abajo, lo alcanzó un hombre enfermo que era también de Acopía. Ya la muerte estaba por llevárselo. Ese hombre se le acercó haciendo como que tosía.

-No quería asustarte, le dijo. Por eso te alcancé tosiendo. Luego preguntó: -¿A dónde vas?

-Voy al Cuzco, a mi mujer le han dado justo ahora un expediente que tengo que entregar mañana mismo. Y tú, ¿por qué estás caminando si dicen que estás enfermo? dijo el chasqui.

-Ya estoy bien, ya no estoy enfermo. Por eso los curanderos me han dicho: "corre, anda al Cuzco, a una botica y cómprate medicinas, con eso sanarás definitivamente". Por eso me estoy apurando para llegar al Cuzco antes de las ocho de la mañana. Si las boticas ya están abiertas, me compraré medicinas y volveré enseguida, explicó el enfermo.

-Entonces, vamos, señor, a caminar, señor. Yo estoy llevando estos documentos.

Estaban avanzando. Iban al trote. Llegaron al puente de Cebadachaca.

-¡Qué rápido hemos llegado! De noche se avanza bien, dijo el chasqui.

El enfermo entraba a cada iglesia diciendo:

-Vamos a rezar un ratito, ven.

Llegaron a Quiquijana rezaron un instante. Ya era de noche y siguieron caminando. Avanzaban y avanzaban. Llegaron a Urcos. Entraron al pueblo y volvieron a rezar ahí un instante. Rezaron en la iglesia que está a la entrada del pueblo. El enfermo le dijo al chasqui:

-Tal vez tengas sed.

-Sí, tengo sed, contestó.

El enfermo se sirvió en una chichería y le alcanzó la chicha en una calabaza. Simplemente había abierto la puerta y había entrado. Tomaron apurados y se fueron ya mareados. Pero siguieron avanzando.

-Mira, ¡Qué rápido hemos llegado aquí! Con la frescura de la noche se avanza bien.

Ayudados por la frescura de la noche estaban yendo con el viento. Llegaron a Huaro. Entraron al pueblo, se acercaron a la iglesia y volvieron a rezar un poco. Luego continuaron su viaje avanzando al trote. Bordearon Andahuaylillas donde tambien rezaron un poco. Ya eran como las ocho o las nueve de la noche cuando el enfermo le dijo:

-Debes tener los pies molidos. Te voy a comprar trago y vas a tomar un poco.

El chasqui aceptó:

-Bueno, si quieres, cómprame un poco de trago.

Enseguida el otro le compró trago y le alcanzó una botella. Se había abierto una tienda. El chasqui tomó y se fueron. Llegaron a Rumicolca. El enfermo le dijo:

-Amigo, baja por aquí hacia Oropesa y espérame allí. Yo voy a dar la vuelta por Lucre para hacerle un pedido a Dios.

Y se fue por arriba. El chasqui continuó por la carretera. Lo esperó un rato en Oropesa hasta que llegó el enfermo.

-Ah, ¡Qué rápido hemos llegado aquí! Ahora nos falta poco para llegar.

Y llegaron por fin al Cuzco.

Hicieron un montoncito de piedras a la entrada de la ciudad.

-Si llegas antes que yo, dijo el chasqui, auméntale piedras a este montón antes de irte. Si yo llego antes que tú, te esperaré.

El enfermo dijo:

-Mientras voy a una botica anda tú a entregar tu expediente. Te van a atender rápido y podremos regresar juntos.

Tenían pues que esperarse el uno al otro para irse juntos. El chasqui llegó antes de su compañero. Éste visitó todas las parroquias para rogar a la Virgen y a Dios. El chasqui llegó antes que él. Entregó su expediente en la espalda. Lo esperó impacientemente a su compañero, tomando. Tomaron un poco los dos y emprendieron el camino.

-Con la frescura de la noche, se avanza bien. Vamos a llegar rápido, se decían.

Pasaron Urcos. Al regreso, ya no entraban a las iglesias a rezar. Iban de frente. Cuando llegaron a Quiquijana, el gallo cantó:

-¡Qué rápido hemos llegado aquí! Ya cantó el gallo, dijeron apurándose.

Voltearon Chuquicahuana y pasaron Llaucac. Cuando estaban por subir por Cebadapata, el enfermo dijo:

-Amigo, yo voy a adelantarme. Quédate un rato todavía, debes estar cansado. Yo voy a adelantarme.

Y echó a caminar. Después de descansar un rato, el chasqui también siguió caminando.

El chasqui no demoró mucho en emprender también la subida. Cuando llegó, todavía no había amanecido y su esposa seguía durmiendo.

-Ya llegué. Encontré un compañero de viaje por eso ya estoy acá. Voy a dormir un poco. En la mañana, le llevarás y entregarás el expediente al gobernador, le dijo a su mujer.

A la mañana siguiente, su mujer fue a entregar el expediente:

-Ya llevó lo que usted le había ordenado.

Le entregó lo que el juez de paz del Cuzco le había dado a su esposo. Al regresar a su casa escuchó que decían:

-Tal señor -mencionando su nombre- se ha muerto.

Al volver a su casa, le dijo a su esposo:

-Despierta, come algo.

Despertó y entonces ella le contó:

-Ese señor acaba de morir.

-¿Cómo puede ser si acabamos de hacer el viaje juntos? ¿Él es el que ha muerto? se sorprendió el chasqui.

Pasó un día y al día siguiente él murió también. El que lo acompañó debió ser el alma del enfermo. Lo habrá acompañado su ánimo. Por eso se fueron como hermanos. Dicen que al anochecer no hay que hablarle a nadie cuando uno camina solo ni hay que querer tener compañía. Se nos podría aparecer el alma de un muerto. Eso es lo que dicen de las almas.


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