Folk Tale

Benibaire

AuthorFernán Caballero
Book TitleCuentos, oraciones, adivinanzas y refranes populares
Publication Date1877
LanguageSpanish
OriginSpain

Había una vez tres cabritas muy pobrecitas, y la mayor dijo: -¿Qué haremos? La segunda contestó: -No lo sé. Y la tercera dijo: -Yo sí que lo sé. Vamos a casa de Benibaire, y hurtaremos tres cantaritos de aceite. -Bien lo has pensado -contestaron las otras-. Vamos allá. Después de andar una legua, sintieron una voz que decía: -Be, be. Vieron un gran carnero; se asustaron y echaron a huir. Huir, huir. Que nos va a embestir.

Pero el carnero les gritó: -No os asustéis. ¿Adónde vais? Ellas le contestaron: -A casa de Benibaire a hurtar tres cantaritos de aceite. -¿Queréis que vaya? -dijo el carnero. Le respondieron: -Ven. Anduvieron otra legua, y oyeron una voz que dijo: -Miau, miau. Y vieron un gato negro muy grande; se asustaron y echaron a huir, diciendo: Huir, huir. Que nos va a arañar.

Pero el gato les gritó: -No os asustéis; no os arañaré. ¿Adónde vais? -A casa de Benibaire a hurtar tres cantaritos de aceite. -¿Queréis que vaya? -Ven. Anduvieron otra legua, y oyeron una voz que gritaba: -Kikirikí... Y vieron a un gallo muy fiero; se asustaron y echaron a correr, diciendo: Huir, huir. Que nos picará.

Díjoles el gallo: -No os asustéis; no os picaré. ¿Dónde vais? -En casa de Benibaire a hurtar tres cantaritos de aceite. -¿Queréis que vaya? -Ven. Anduvieron otra legua, y se encontraron un montón de estiércol; se asustaron y echaron a huir, diciendo: Huir, huir. Que nos ensuciará.

Dijo el estiércol: -No tengáis miedo; no os ensuciaré. ¿Adónde vais? -En casa de Benibaire a hurtar tres cantaritos de aceite. -¿Queréis que vaya? -Ven. Anduvieron otra legua, y se encontraron una aguja capotera; se asustaron, y dijeron: Huir, huir. Que nos pinchará.

Dijo la aguja: -No tengáis miedo, que no os pincharé. ¿Dónde vais? -A casa de Benibaire a hurtar tres cantaritos de aceite. -¿Queréis que vaya? -Ven. Anduvieron otra legua, y llegaron a casa de Benibaire, y como era de noche, estaba la puerta cerrada. -¿Cómo entraremos? -dijeron las cabritas. A lo que contestó el gallo: -Yo, gallo galloso, volaré, y volaré al tejado, y me entraré por la chimenea. Y así lo hizo, y les abrió la puerta. Entraron en la casa, y dijeron: -¿Dónde nos esconderemos? El gallo dijo: -Yo ya tengo puesto; me iré al humero. El gato se escondió en la ceniza; el estiércol en las pajuelas; la aguja se metió en la toalla, y el carnero se metió detrás de la puerta. Entonces se fueron las cabritas a las tinajas a sacar el aceite. Estando sacándolo se les cayó el embudo, y se despertó Benibaire, que dijo: -¡Ay, Señor! ¡Ladrones han entrado en mi casa! Se levantó y fue al humero, y miró por el cañón de la chimenea a ver si era de día. Estando mirando le cayó en los ojos una porquería que el gallo le echó, y se quedó ciego; fue a tientas a buscar las pajuelas para encender, y como el estiércol estaba entre ellas, se ensució todas las manos. -¡Ay, Señor! -dijo-. ¡Qué manos tengo tan sucias! Y fue a buscar la toalla para limpiarse, y como estaba clavada en ella la aguja capotera, se la clavó; fue a encender luz en el ojo del gato, y este se abalanzó y le arañó todo; fue huyendo para salir a la calle, y cuando llegó a la puerta salió el carnero y le dio una topada por detrás que le echó a rodar; se fue al molino huyendo, se cayó en el río y se ahogó, y las cabritas se quedaron hechas amas de la casa, y lo pasaron muy bien, y yo fui y vine y no me dieron nada, sino unos zapatitos de cobre, otros de cristal, otros de azúcar y otros de cordobán; estos me los puse, los de cristal se me rompieron, los de azúcar me los comí, y los de cobre son para ti.


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