Folk Tale

Los dos Titiriteros

AuthorFélix María Samaniego
LanguageSpanish
OriginSpain

Todo el pueblo, admirado, estaba en una plaza amontonado, y en medio se empinaba un Titerero, enseñando una bolsa sin dinero. -Pase de mano en mano, les decía; señores, no hay engaño, está vacía. Se la vuelven, la sopla, y al momento derrama pesos duros. ¡Qué portento! Levántase un murmullo de repente, cuando ven por encima de la gente otro Titiritero a competencia. Queda en expectación la concurrencia con silencio profundo. Cesó el primero, y empezó el segundo. Presenta de licor unas botellas: Algunos se arrojaron hacia ellas, y al punto las hallaron transformadas en sangrientas espadas. Muestra un par de bolsillos de doblones: Dos personas, sin duda dos ladrones, les echaron la garra muy ufanos, y se ven dos cordeles en sus manos. A un relator cargado de procesos una letra le enseña de mil pesos. -Sople usted. Sopla el hombre apresurado, y le cierra los labios un candado. A un abate arrimado a su cortejo le presenta un espejo, y al mirar su retrato peregrino, se vio con las orejas de pollino. A un santero le manda que se acerque: Le pilla la demanda, y allá con sus hechizos la convirtió en merienda de chorizos. A un joven desenvuelto y rozagante le regala un diamante: Éste le dio a su dama, y en el punto pálido se quedó como un difunto, ítem más, sin narices y sin dientes. Allí fue la rechifla de las gentes, la burla y la chacota. El primer Titerero se alborota. Dice por el segundo con denuedo: -Ese hombre tiene un diablo en cada dedo, pues no encierran virtud tan peregrina los polvos de la madre Celestina. Que declare su nombre. El concurso lo pide, y el buen hombre entonces, más modesto que un novicio, dijo: -No soy el diablo, sino el vicio.


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