Folk Tale
La viejecita
Translated From
Das alte Mütterchen
Author | Jacob & Wilhelm Grimm |
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Book Title | Kinder- und Hausmärchen |
Publication Date | 1812 |
Language | German |
Other Translations / Adaptations
Text title | Language | Author | Publication Date |
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Het oude moedertje | Dutch | M.M. de Vries-Vogel | 1940 |
La vecchierella | Italian | _ | _ |
Stara Mateczka | Polish | _ | _ |
The aged mother | English | _ | 1884 |
La pauvre vieille mère | French | _ | _ |
Title | La viejecita |
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Original Title | Das alte Mütterchen |
Original Author | Jacob & Wilhelm Grimm |
Original ID | trans-1952.xml |
Language code | spa |
En una gran ciudad, una pobre anciana estaba, por la noche, sola en su habitación;pensaba en cómo había perdido, primero, a su marido, luego a sus dos hijos y, poco a poco, a todos sus parientes y amigos;aquel mismo día había perdido al último, quedándose sola y abandonada del mundo entero.Tan triste estaba la pobre anciana, sobre todo por la pérdida de sus hijos, que incluso llegó a reprochar a Dios.
Permanecía triste y abatida cuando oyó el tañido de la campana que tocaba a maitines.Sorprendida de haber pasado toda la noche en vela, entregada a sus tristes pensamientos, encendió la luz y se encaminó a la iglesia.Al llegar, el templo estaba completamente iluminado, aunque no por velas y cirios, como de costumbre, sino por un resplandor raro y crepuscular.Estaba también lleno de gente, y todos los sitios aparecían ocupados, y cuando la viejecita quiso ocupar el suyo habitual, resultó que el banco estaba lleno.Y al mirar a aquellas gentes se dio cuenta de que todos eran parientes difuntos, que estaban sentados allí con sus vestidos de otros tiempos y con los rostros lívidos.No hablaban ni cantaban, mas en la iglesia se percibía un extraño zumbido y rumoreo.
Levantóse una tía suya y, acercándosele, le dijo:
- Mira al altar, verás a tus hijos.
La vieja dirigió la mirada al punto indicado y vio a sus hijos:el uno, colgando de una horca;el otro, azotado sobre la rueda -.Y explicó la vieja tía:
- ¿Ves?Ése era el destino que les estaba reservado si hubiesen vivido y Dios no los hubiese llamado a su seno cuando aún eran niños inocentes.
La vieja regresó, temblando, a su casa y, cayendo de rodillas, dio gracias a Nuestro Señor por haber hecho las cosas mejor de lo que ella podía comprender.Y a los tres días murió ella también.
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