Folk Tale

El hueso cantor

Translated From

Der singende Knochen

AuthorJacob & Wilhelm Grimm
Book TitleKinder- und Hausmärchen
Publication Date1812
LanguageGerman

Other Translations / Adaptations

Text titleLanguageAuthorPublication Date
Het zingende botjeDutchM.M. de Vries-Vogel1940
Chiếc tù và biết hátVietnamese__
Det syngende benDanish__
O osso cantadorPortuguese__
The singing boneEnglishMargaret Hunt1884
Śpiewająca kośćPolish__
ATU780
LanguageSpanish
OriginGermany

El hueso cantor

Había una vez gran alarma en un país por causa de un jabalí que asolaba los campos, destruía el ganado y despanzurraba a las personas a colmillazos.El Rey prometió una gran recompensa a quien librase al país de aquel azote;pero la fiera era tan corpulenta y forzuda, que nadie se atrevía a acercarse al bosque donde tenía su morada.Finalmente, el Rey hizo salir a un pregonero diciendo que otorgaría por esposa a su única hija a aquel que capturase o diese muerte a la alimaña.

Vivían a la sazón dos hermanos en aquel reino, hijos de un hombre pobre, que se ofrecieron a intentar la empresa.El mayor, astuto y listo, lo hizo por soberbia;el menor, que era ingenuo y tonto, movido por su buen corazón.Dijo el Rey:"Para estar seguros de encontrar el animal, entraréis en el bosque por los extremos opuestos."El mayor entró por el lado de Poniente, y el menor, por el de Levante.Al poco rato de avanzar éste, acercósele un hombrecillo que llevaba en la mano un pequeño venablo, y le dijo:"Te doy este venablo porque tu corazón es inocente y bondadoso.Con él puedes enfrentarte sin temor con el salvaje jabalí;no te hará daño alguno."El mozo dio las gracias al hombrecillo y, echándose el arma al hombro, siguió su camino sin miedo.Poco después avistó a la fiera, que corría furiosa contra él;pero el joven le presentó la jabalina, y el animal, en su rabia loca, embistió ciegamente y se atravesó el corazón con el arma.El muchacho se cargó la fiera a la espalda y se volvió para presentarla al Rey.

Al salir del bosque por el lado opuesto, detúvose en la entrada de una casa, donde había mucha gente que se divertía bailando y empinando el codo.Allí estaba también su hermano mayor;había pensado que el jabalí no iba a escapársele, y que primero podría tomarse unos traguitos.Al ver a su hermano menor que salía del bosque con el jabalí a cuestas, su envidioso y perverso corazón no le dejó ya un instante en reposo."Ven, hermano,"le dijo, "llamándolo,"descansarás un poco y te reanimarás con un vaso de vino.El pequeño, que no pensaba mal, entró y le contó su encuentro con el hombrecillo que le había dado la jabalina para matar el jabalí.

El mayor lo retuvo hasta el anochecer, y entonces partieron los dos juntos.Al llegar, ya oscurecido, a un puente que cruzaba el río, el mayor hizo que el otro pasara delante, y cuando estuvo en la mitad, le asestó a traición un fuerte golpe y lo mató.Enterrólo bajo el puente y, cargando con el jabalí, lo llevó al Rey, afirmando que lo había cazado y muerto, hazaña por la cual obtuvo la mano de la princesa.Al extrañarse la gente de que no regresara el hermano, dijo:"Seguramente que el animal lo habrá despedazado,"y todo el mundo lo creyó así.

Pero como a Dios nada le queda oculto, también aquella negra fechoría hubo de salir a la luz.Unos años más tarde, un pastor que conducía su rebaño por el puente vio abajo, entre la arena, un huesecillo blanco como la nieve, y pensó que con él podría fabricarse una boquilla para su cuerno.Así lo hizo, y al probar el instrumento con la nueva pieza, el huesecillo se puso a cantar, con gran asombro del pastor:

"Ay, amable pastorcillo

que tocas con mi huesecillo.

Mi hermano me ha matado

y bajo este puente enterrado.

El jabalí se llevaba

y la princesa me robaba."

"¡Vaya un cuerno prodigioso, que canta solo!"se dijo el pastor."Voy a llevarlo al Señor Rey."No bien hubo llegado a presencia del Rey, el cuerno volvió a entonar su canción.El Rey, comprendiendo el sentido, mandó excavar la tierra debajo del puente y apareció el esqueleto entero del asesinado.El mal hermano no pudo negar el hecho.Lo cosieron en un saco y lo echaron al río para que muriera ahogado.Los huesos del muerto fueron depositados en el cementerio, en una hermosa sepultura, y allí reposan en santa paz.


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