Folk Tale

La Zoraa, la Liebre y el Gallo

Translated From

Лиса, заяц и петух

AuthorАлександр Афанасьев
Book TitleНародные русские сказки
Publication Date1855
LanguageRussian

Other Translations / Adaptations

Text titleLanguageAuthorPublication Date
Fox, Hare and CockEnglish__
LanguageSpanish
OriginRussia

LA ZORRA, LA LIEBRE Y EL GALLO

Éranse una liebre y una zorra. La zorra vivía en una cabaña de hielo y la liebre en una choza de líber . Llegó la primavera, y los rayos del Sol derritieron la cabaña de la zorra, mientras que la de la liebre permaneció intacta. La astuta zorra pidió albergue a la liebre, y una vez que le fue concedido echó a ésta de su casa. La pobre liebre se puso a caminar por el campo llorando con desconsuelo, y tropezó con unos perros. -¡Guau, guau! ¿Por qué lloras, Liebrecita? -le preguntaron los Perros. La Liebre les contestó: -¡Déjenme en paz, Perritos! ¿Cómo quieren que no llore? Tenía yo una choza de líber y la Zorra una de hielo; la suya se derritió, me pidió albergue y luego me echó de mi propia casa. -No llores, Liebrecita -le dijeron los Perros-; nosotros la echaremos de tu casa. -¡Oh, no! Eso no es posible. -¿Cómo que no? ¡Ahora verás! Se acercaron a la choza y los Perros dijeron: -¡Guau, guau! Sal, Zorra, de esa casa. ¡Anda! Pero la Zorra les contestó, calentándose al lado de la estufa: -¡Si no se marchan en seguida saltaré sobre ustedes y los despedazaré en un instante! Los Perros se asustaron y echaron a correr. La pobre Liebre se quedó sola, se puso a andar llorando desconsoladamente, y se encontró con un Oso. -¿Por qué lloras, Liebrecita? -le preguntó el Oso. -¡Déjame en paz, Oso! -le contestó-. ¿Cómo quieres que no llore? Tenía yo una choza de líber y la Zorra una cabaña de hielo; al derretirse la suya, me pidió albergue y luego me echó de mi propia casa. -No llores, Liebrecita -le contestó el Oso-; yo echaré a la Zorra. -¡Oh, no! No podrás echarla. Los Perros intentaron hacerlo y no pudieron; tampoco lo lograrás tú. -¿Cómo que no? ¡Ahora verás! Se encaminaron hacia la choza y el Oso dijo: -¡Sal, Zorra, de la casa! ¡Anda! Pero la Zorra contestó tranquilamente: -¡Espera un ratito, que saldré de casa y te despedazaré en un instante! El Oso se asustó y se marchó. Otra vez se puso a caminar la Liebre llorando, y encontró a un Toro, que le dijo: -¿Por qué lloras, Liebrecita? -¡Oh, déjame en paz, Toro! ¿Cómo quieres que no llore? Tenía yo una choza de líber y la Zorra una de hielo; después de derretirse la suya, me pidió albergue y luego me echó a mí de mi propia casa. ¡Por qué poco lloras! Vamos allá, que yo la echaré de tu casa. -¡Oh, no, Toro! No podrás echarla. Los Perros quisieron echarla y no pudieron; luego el Oso intentó hacerlo y no pudo; tampoco tú lo conseguirás. -¡Ya verás! Se acercaron a la choza y el Toro gritó: -¡Sal de casa, Zorra! Pero ésta le contestó, sentada al lado de la estufa: -¡Aguarda un poquito, que saldré de casa y te despedazaré en un abrir y cerrar de ojos! El Toro, a pesar de su valentía, tuvo miedo y se marchó. Otra vez quedose sola la pobre Liebre y se puso a caminar vertiendo amargas lágrimas, cuando tropezó con un Gallo que llevaba consigo una guadaña. -¡Quiquiriquí! ¿Por qué lloras, Liebrecita? -¡Déjame en paz, Gallo! ¿Cómo quieres que no llore? Tenía yo una choza de líber y la Zorra una de hielo; después de derretirse la suya, me pidió albergue y luego me echó a mí de mi propia casa. -¡Vámonos, que yo la echaré de allí! -No, Gallo, no podrás echarla. Los Perros quisieron echarla y no pudieron; el Oso quiso hacerlo y no pudo; al fin el Toro lo intentó, pero sin resultado; tampoco tú podrás hacerlo. -Ya verás como sí. ¡Vamos! Se acercaron a la choza y el Gallo cantó: -¡Quiquiriquí! ¡Llevo conmigo una guadaña y quiero despedazar a la Zorra! ¡Sal en seguida de casa! ¡Anda! La Zorra oyó el canto y se asustó. -Aguarda un ratito -dijo-; estoy vistiéndome. El Gallo cantó por segunda vez. -¡Quiquiriquí! ¡Llevo conmigo una guadaña y quiero despedazar a la Zorra! ¡Sal de la casa! ¡Anda! La Zorra, asustándose aún más, le contestó: -Estoy ya poniéndome el abrigo. El Gallo cantó por tercera vez: -¡Quiquiriquí! ¡Llevo conmigo una guadaña y quiero despedazar a la Zorra! ¡Sal de la casa! ¡Anda! La Zorra tuvo un miedo tan grande que salió de la casa, y entonces el Gallo la mató con la guadaña. Luego se quedó a vivir con la Liebre en su choza y ambos pasaron la vida en paz y concordia.


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