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La cigarra y la hormiga

ATU280A
LanguageSpanish
OriginFrance

Llegado ya el invierno riguroso la cigarra (que el tiempo caluroso del estío pasó sólo cantando), se halló desproveída de lo preciso a conservar la vida; y al duro extremo su escasez llegando de no tener de mosca o gusanillo, ni aun siquiera el más leve pedacillo. A casa de la hormiga, su vecina y amiga, fue a implorar para su hambre algún socorro, y le rogó quisiese de su ahorro algún grano prestarle para su subsistencia que juzgaba poder reintegrarle, sin que mediase apremio ni violencia, en la estación siguiente: “Yo te ofrezco pagar puntualmente, como soy animal -le dijo- antes del agosto futuro, el principal y el interés constantes”. La hormiga (esto es seguro) no gusta de prestar, y, el tal defecto es en ella el menor. Conque, en efecto preguntó a la cigarra: “¿Qué te hacías en los tan largos y ardorosos días de verano?”. “Cantaba, a todo el que pasaba sin excepción de hora” “¿Cantabas? Está bien, pues baila ahora”.


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